Casado, tras el plantón de Santamaría: “No admitiré corrientes internas en el PP”

El País.- Bronca total entre Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado hasta el mismo día en que se aprueba el nuevo comité ejecutivo del PP. Hasta tal punto se han roto los puentes entre el vencedor y la vencida en el pasado congreso que ni la exvicepresidenta ni sus principales apoyos han acudido este jueves a la primera reunión del nuevo comité ejecutivo del partido, celebrado en Barcelona, tras rechazar los puestos que les ofrecieron en el mismo. Casado había propuesto a Santamaría, como a Cospedal -que sí aceptó- ser vocal de libre designación en el comité, y ser responsables de área a los exministros Fátima Báñez e Íñigo de la Serna y su jefe de campaña, José Luis Ayllón. "No podía ofrecerles [a los sorayistas] más de una vicesecretaría", manifestaron fuentes del entorno de Casado, en alusión a las hipotecas y compromisos adquiridos con quienes fueron claves en su victoria: Cospedal y Alberto Núñez Feijóo.

El cargo más importante de los sorayistas de la nueva estructura de poder es para Cuca Gamarra, que será la secretaria de política social, de nueva creación.  Pero el equipo de la exvicepresidenta considera que los diez cargos ofrecidos a personas que iban en su candidatura no son lo suficientemente relevantes. "No es una integración digna ni seria", afirman.  Tampoco los que sí han aceptado forman parte de lo que llaman "el núcleo duro" del entorno de Santamaría. Son: Alberto Nadal, que será responsable de Economía, Mari Mar Blanco (Igualdad); Sergio Ramos (Imagen corporativa); Sofía Acedo (Inmigración); Carlos Iturgáiz (Cooperaación); Yolanda Bel (secretaria de Actas) y Miguel Barrachina (revolución digital), María José García Pelayo (Cultura y deporte) y Luis Venta (medio rural y despoblación).

"Mi teléfono sigue abierto", ha respondido Casado cuando le han preguntado si pensaba llamar a Santamaría y hacerle una nueva oferta. "Necesito un partido unido. No voy a admitir ninguna corriente interna", ha advertido el nuevo presidente del PP. Desde el equipo de la exvicepresidenta insisten en que querían facilitar la transición y no poner palos en las ruedas al nuevo líder, pero que no podían aceptar los cargos menores que les asignaban. Casado ha insistido en su primera rueda de prensa como presidente del PP en reivindicar su victoria y su capacidad de nombrar a quien quiera para su equipo. "Esto no es un acuerdo de investidura. El congreso  [del PP] eligió quién iba a liderar el proyecto y quien lidera el proyecto ha decidido compartir dos tercios de los cargos con otras candidaturas".

La ausencia de Santamaría y sus principales apoyos en la lista definitiva y por tanto también presencialmente en el primer comité ejecutivo del nuevo PP ha ensombrecido la imagen de unidad con la que Casado y la propia exvicepresidenta prometían zanjar el primer proceso de primarias del partido. "Hay que saber ganar y también hay que saber perder", declaró el exministro Jorge Fernández Díaz, que sí ha entrado en el nuevo comité ejecutivo como responsable de la secretaría de Interior y libertades.  "Pregúntenle a ella por qué no ha venido", añadió, tras recordar que Casado había ganado el congreso y tiene "toda la legitimidad para gobernar, con inteligencia y sensibilidad".

Una persona de la máxima confianza de Casado ha admitido, apenas minutos antes de que comenzara la cita: "Estamos con la operación a corazón abierto".  Fuentes próximas al nuevo presidente del PP insistían la noche del miércoles, en medio de las negociaciones, en que Santamaría y su equipo no entendían quién había ganado el congreso para elegir al sucesor de Marianno Rajoy. Si quisieran, añadían estas fuentes, no tendríamos que añadir ninguno [próximo a la exvicepresidenta] al organigrama. El comité de dirección son puestos de confianza", añadían.

La negociación había empezado ese mismo día con buenas intenciones y muchas ganas de vender unidad tras la bronca interna pero, al salir de la reunión con Casado, Sáenz de Santamaría añadió una petición que no había hecho al entrar. Quería, dijo, una representación "digna y proporcional" del equipo derrotado en el congreso. Casado y los suyos tardaron apenas dos minutos en asegurar que eso no ocurriría recordando el lema de la exvicepresidenta durante toda la campaña de primarias, el de haber sido la lista más votada.

Por la tarde empezaron a negociar en el Congreso dos representantes por cada uno: Báñez y Ayllón por parte de Santamaría y Teodoro García y Javier Maroto por parte de Casado. No fue bien. Siguió luego por teléfono. Y ha terminado en bronca absoluta el jueves. Queda mucho, mucho por coser en el PP.