El Ayuntamiento de la Vila finaliza la restauración de la ladera oriental del santuario íbero de la Malladeta

El Ayuntamiento de la Vila Joiosa ha finalizado la restauración de la ladera oriental del santuario íbero de la Malladeta, una actuación subvencionada por la Conselleria de Educación, Investigación, Cultura y Deporte.

El trabajo se ha realizado en las tres últimas habitaciones de la cara que mira hacia el este, es decir, hacia la Vila. Son las estancias más próximas al acantilado de la terraza superior del santuario, y pertenecen a la gran reforma que se hizo de este gran complejo religioso hacia el año 100 a. C., ya bajo dominación romana.

Durante los años 2005-2009 un equipo de investigación hispano-francés acometió la excavación de parte del santuario a través del proyecto ‘Villajoyosa Ibérica: Territorio, Santuario y Fronteras’ (Maison René Ginouvès-Ayuntamiento de Villajoyosa-Universidad de Alicante), patrocinado por el Ministerio de Asuntos Exteriores francés y el Ayuntamiento de Villajoyosa.

El resultado de las excavaciones dejo al descubierto una trama regular de habitaciones que se disponen en hileras horizontales separadas por callejones, siguiendo las curvas de nivel del terreno. Se utilizó el fuerte desnivel del terreno para el cierre posterior de las habitaciones, formado por el terreno natural del cerro, aunque a veces a veces se reforzó con un muro de piedras de una sola cara.

Para ello se ha reforzado este fondo de las estancias formado por el terreno natural que, al ser de margas, se rompen y fracturan con facilidad, lo que, unido a la fuerte pendiente, provoca la erosión de la pared y su caída sobre el suelo de la estancia. El reto principal de estos trabajos de consolidación ha sido precisamente evitar el deterioro de estos cierres traseros de las habitaciones, mediante estrechos muros pantalla realizados con tierra del terreno y cal mimetizados con el terreno en las estancias más sensibles.

En cuanto a los muros de las estancias, alcanzan hasta 1 m de altura en algunas zonas y apoyan sobre la roca natural, y están realizados con mampuestos (piedras calizas del terreno de tamaño mediano) de diverso tamaño cogidos con barro. Su consolidación se ha hecho con un mortero de cal aérea y diversos áridos, para sujetar las piedras con materiales similares a los originales. En el suelo de las habitaciones se ha extendido una capa de geotextil y sobre ella tierra apisonada.

Tras los trabajos anteriores de consolidación de estructuras, creación de un mirador, arreglo del camino de acceso e instalación de paneles accesibles, realizadas en 2013 y 2016, se concluye ahora la restauración de toda el área excavada en la ladera oriental, dejando el yacimiento totalmente protegido y al descubierto.

“Cuando, por la importancia de sus valores culturales, se decide conservar un yacimiento arqueológico tras su excavación, es crucial mantenerlo protegido de la intemperie hasta que, en el menor plazo posible, se ejecuta su restauración” ha comentado Antonio Espinosa, director de Vilamuseu.

El  santuario íbero y romano de la Malladeta no era un simple santuario local, sino un complejo de grandes dimensiones, relacionado con el tráfico marítimo mediterráneo; se utilizó desde el s. IV a. C. hasta el s. I d. C., durante más de 400 años; y resulta evidente su relación con el control del calendario agrícola, mediante la observación de la salida del sol en el día mitad entre solsticios, dos veces al año, por la isla de Benidorm, como ha demostrado un estudio recientemente publicado por los doctores César Esteban (Instituto de Astrofísica de Canarias) y Antonio Espinosa (Vilamuseu) en una de las revistas de arqueología más prestigiosas de España, el Archivo Español de Arqueología. Según Esteban, este fenómeno es habitual en santuarios íberos, pero el hecho de que ocurra en una isla es hasta ahora excepcional y ciertamente muy espectacular.

Este proyecto se ha realizado gracias a una subvención de 2.000 euros de Consellería de Educación, Investigación, Cultura y Deporte y ha sido ejecutado por la empresa Terra Ferma. Con ello se cierra el ciclo desde la excavación a la restauración y puesta en valor de la principal área excavada del yacimiento.